Hoy día es imposible siquiera imaginarnos una vida sin tecnología. Los equipos electrónicos nos rodean, haciendo nuestras vidas más sencillas y cómodas, al tiempo que nos hacemos dependientes de una fuente de energía que los mantenga en funcionamiento.
Cuando del cuidado de la salud se trata, estos equipos electrónicos traen beneficios que trascienden a la comodidad: son simplemente vitales. Su función en el diagnóstico y tratamiento efectivo de enfermedades son los superpoderes capaces de ampliar la capacidad de la ciencia y del personal médico en la recuperación del paciente.
Sin embargo, este enorme beneficio trae consigo los riesgos asociados al uso de la energía eléctrica. Vistos desde un panorama amplio, los riesgos principales a los que se expone el sistema asistencial en esta materia son:
1. Fallas asistenciales producidas por la indisponibilidad de equipos médicos, ocasionada por interrupción en el suministro de energía: La ausencia de energía total o parcial en un Centro de Salud ata de manos al personal médico, disminuyendo la efectividad en el diagnóstico y tratamiento del paciente. Esta reducción de la efectividad será tan aguda como la naturaleza de la falla. Algunas fallas y sus consecuencias en el tratamiento del paciente son:
• Falla total del suministro de energía, ocasionada por falla en el sistema bajo la administración del operador de red: Este tipo de falla deja a la institución a la merced de su Sistema de Energía de Emergencia (planta eléctrica, transferencia automática y Sistema de Potencia Ininterrumpida UPS). En este caso es fundamental que el diseño y la operación del sistema este apegado a las normas nacionales e internacionales, siendo un sistema eficiente que entre en plena operación en un tiempo no superior a 10 segundos y que alimente los ramales críticos, vida y equipos de forma efectiva.
En caso de que esto no suceda, todos los equipos eléctricos del Centro de Salud quedan inoperativos, obligando al personal médico a condiciones manuales de asistencia del paciente, dependiendo de la autonomía de las baterías de los equipos médicos vitales, tales como máquinas de anestesia y lámparas cielíticas y trasladar a los pacientes críticos a otros centros asistenciales en casos más extremos.
• Falla parcial en el suministro de energía en un servicio médico, ocasionada por una falla en el sistema de distribución de energía: Este tipo de falla ocurre cuando un cortocircuito saca de servicio la instalación eléctrica. Puede ser temporal cuando la falla induce la actuación de las protecciones eléctricas, las cuales no pueden ser reposicionadas hasta tanto no se solvente la condición de falla; o puede ser permanente en el caso de que la falla no sea despejada a tiempo y ocurra un daño irreversible al sistema eléctrico.
Este tipo de falla impactará las operaciones dependiendo del servicio afectado, pudiendo tener consecuencias en las operaciones que van desde la movilidad de los pacientes de un servicio a otro para su atención, así como el traslado de pacientes y operaciones a otros centros asistenciales en caso de fallas permanentes.
2. Diagnóstico y tratamiento errado del paciente por error de equipos médicos.
El correcto funcionamiento de los equipos médicos depende de la calidad de la energía con la cual se alimenten.
En el caso de equipos médicos de diagnóstico, donde el conteo de partículas por fotometría o el funcionamiento en todo su espectro de un equipo de rayos X depende de la calidad del voltaje de alimentación, siendo que una calidad de energía baja conlleva a que el resultado de los estudios sea imprecisa y en algunos casos errónea. Esto pone en riesgo la efectividad de los procedimientos médicos en el paciente, con base en diagnósticos clínicos erróneos.
3. Afectación de la salud del paciente por malfuncionamiento del sistema eléctrico.
El uso de equipos eléctricos en contacto directo con el cuerpo humano genera el escenario ideal para la conducción de corriente a través de él. Este escenario es capaz de producir lesiones en el paciente, que van desde quemaduras de tejidos, hasta estados de macro y microshock, los cuales pueden complicar notablemente su cuadro clínico.
El estudio del diseño y construcción de las instalaciones eléctricas hospitalarias ha previsto este escenario, diseñando y construyendo equipos especiales que disminuyen radicalmente la posibilidad de ocurrencia de este tipo de eventos adversos.
Por esta razón es fundamental que el diseño y la construcción de las instalaciones eléctricas hospitalarias se deje en manos de personal técnico capacitado, así como el trabajo coordinado de este equipo técnico con los ingenieros biomédicos, quienes son los que de forma especializada atienden y vigilan las condiciones de operación segura de los equipos médicos.
La prestación de servicios médicos de forma efectiva y segura depende en gran medida del correcto funcionamiento de sus instalaciones eléctricas hospitalarias. Mantenerlas en buen estado, a través de su correcto diseño, instalación y mantenimiento le permitirá contar con los equipos médicos como su mejor amigo y no como su peor enemigo, al permitir el diagnóstico y tratamiento seguro del paciente.