Es bien conocido los beneficios de la tecnología en actividades cotidianas: transportarse de un sitio a otro usando un GPS; comunicarse por escrito, voz o incluso «presencialmente» a través de los beneficios del Internet; trabajar en comunidad desde cualquier latitud, incluso de forma colaborativa.
Sin embargo, todos estos beneficios de la tecnología traen consigo una importante consecuencia: en caso de que los dispositivos que permiten esta actividades, ¿Podríamos ejecutar esas labores con la misma eficiencia? La respuesta evidente es no.
En el caso de la prestación de servicios de salud, es indiscutible que la incorporación de estas tecnologías trae consigo beneficios inmensos en la efectividad del tratamiento al paciente, más no hay que dejar de lado que el funcionamiento de los dispositivos que soportan estas herramientas tecnológicas depende operativamente en la alta disponibilidad de las instalaciones eléctricas hospitalarias que le permiten funcionar correctamente.
El cuidado y atención del paciente literalmente es un asunto de vida o muerte, y soportar esos procesos en la tecnología trae consigo una consecuencia obvia: esa tecnología no puede fallar, mucho menos por razones eléctricas.
Adicional a este factor clave debe sumarse que esta energía debe ser segura, debido a las condiciones especiales de infraestructura de un centro de salud, el estado de vulnerabilidad del paciente, la sensibilidad de los dispositivos electrónicos a sufrir daño por perturbaciones en la red eléctrica y por último, como instituciones de servicio social los centros de salud están obligados a ser resistentes a cualquier catástrofe.
Es por esto que en el incremento de la participación del mercado TI en el sector salud, un sistema eléctrico seguro, efectivo y confiable es fundamental para su implementacion y funcionamiento, y no se trata sólo de ingeniería eléctrica fundamental, si no del diseño, construcción y mantenimiento de instalaciones eléctricas que giran entorno a los procesos operativos y asistenciales del paciente que se desarrollan en cualquier institución de salud.
Por eso recuerde, cuando se trata de instalaciones eléctricas hospitalarias, los procesos de ingeniería deben girar entorno a todo al proceso asistencial del cuidado de la salud del paciente.