La calidad y belleza son criterios claves en la percepción de los seres humanos para etiquetar algo como bueno o malo, y por supuesto que la infraestructura hospitalaria no escapa de esta percepción.
En el caso de la salud, un escenario fundamental en el proceso de sanación del paciente es su estado emocional, por lo que la sensación de seguridad que brinda una buena infraestructura hospitalaria juega una pieza clave su proceso de recuperación.
En esta oportunidad, más que un fundamento técnico asociado a la seguridad del paciente, me atreveré a transmitir en estas líneas mi propia experiencia como paciente.
Un dolor de muela físico y un dolor de cabeza profesional
En días recientes sufrí la fractura de un molar. Gran parte de nosotros sabemos con seguridad lo desagradable y doloroso que puede ser, y si no lo ha experimentado, de corazón le deseo que ese momento no le llegue nunca.
El hecho es que necesité atención odontológica de emergencia. Busqué en el directorio de mi servicio de salud el Centro de Salud con atención de emergencias mas cercano, y sin pensarlo mucho fui para allá.
Al llegar, realice los trámites administrativos correspondientes, pero como iba de emergencia tuve que esperar en sala el tiempo necesario para que pudiesen atenderme.
Pasé cuatro horas en esa sala de espera, tiempo mas que suficiente para hacer una valoración técnica del sitio y escuchar comentarios de las demás personas que también esperaban.
Me encontraba entonces en una sala de espera con las paredes sucias, los mostradores estaban desgastados, había canaletas con cables eléctricos y de datos por todos lados, algunos de ellos expuestos a nivel del guardaescobas, y no había luz de emergencia en la sala.
Reconozco que trabajar en infraestructura hospitalaria hizo mas rigurosa mi evaluación. Pero para mi sorpresa, hubo en la sala un par de personas que hicieron comentarios como:
-«No toques eso que está sucio».
-«Casi me caigo con eso, vine por un diente y puedo salir enyesado».
-«¡Juan Esteban ven acá! ¡No toque esos cables!».
Sus caras eran de incomodidad y disgusto al mismo tiempo. Y una vez más recordé porqué me dedico a esto: Hay que garantizar que la infraestructura hospitalaria, en nuestro caso las instalaciones eléctricas, brinden la seguridad necesaria para que el personal médico se ocupe sólo del cuidado del paciente, y el paciente sienta que está en un servicio que vela plenamente por su recuperación.
Así que con esta experiencia, he tocado las puertas de los clientes de EnergyMed, con la firme intención de sensibilizar aún más acerca de cuál es la función de un Centro de Salud: Puede disponer de los mejores profesionales, incluso de los mejores equipos, pero no debe pasar por alto la necesidad de que la infraestructura hospitalaria juegue a favor de la recuperación del paciente.
Es el momento entonces, aprovechando el año que esta por culminar, para trazar entre las metas del próximo año robustecer este flagelo, y asignarle en justa medida un presupuesto para su recuperación y mantenimiento.
Cuente con EnergyMed, como especialista en instalaciones eléctricas hospitalarias para hacerlo.